A
veces, puedo ver y darle más valor a lo que tengo que a aquello que
aún le falta y seguramente sea mucho más. Puede digamos tomar el
timón de nuestro gataflorismo y entrar en comunión o armonía con
lo que piensa, siente y hace y lo que hay.
Siento
como dice Serrat que de vez en cuando la vida te besa en la boca y a
pesar de ello me preparo para la inexorable ley de que nada es eterno
tratando de no hundirme en el bajón.
Siento
que puedo dejar de pedirle pera al olmo nada más que por pedírselas
y aceptar al energúmeno teniendo en cuenta nuevamente al postulado
de Serrat “uno siempre es lo que es y anda siempre con lo puesto”.
Que si lo veo al energúmeno tal cual es y no como quiero que sea
probablemente podrá pasarla bien o tomar decisiones de acuerdo al
análisis y posterior evaluación de la situación: Léase te acepto
como sos o chau o las mil y una alternativas que surjan de la
creatividad y su capacidad para aceptar que si se deja de sufrir por
lo imposible, va a incrementar energía y tiempo para darle curso a
cosas que sí sean posibles y hagan bien.
Probablemente
todo esto nos cueste “un ovario” o más de uno, probablemente
gataflora deje de ser lo y el energúmeno deje de ser un energúmeno
para convertirse en una mujer y en un hombre que intentan serlo.
Tal
vez en ese momento, comience a vivir otra historia.A escribir otro libro.
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